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miércoles, 15 de abril de 2009

MINERAS


Buscando ayer con mi legón

encontré un filón de plata

la cantidad justa robé

para bordarle a mi Cristo

sencillamente una capa.


Aquella noche de duelo

partí a visitar la mina

bajé a ver si ella sentía

en sus entrañas la pena

que mi cuerpo desprendía.


Con mi carburo encendido

entre sombras voy buscando

al Cristo de los mineros

que anoche soñé que estaba

en la mina trabajando.


Enterrado en esa mina

quedó el cuerpo de mi hijo

y yo arañando la tierra

me revelaba con rabia

por su trágico destino.




Una sombra me perseguía

de galería en galería

y cuánta vergüenza pasé

cuando mirando de reojo

vi que la sombra era mía.


Quiera Dios que hoy la mina

se compadezca de mí

y vea los ojos de mi hijo

asomándose a la vida

porque mi esposa va a parir.


¿Porqué has muerto padre mío

sin darme al menos un adiós?

Mi vida será un castigo

y un suplicio si tardamos

en encontrarnos tú y yo.


Por las calles de La Unión

voy derramando mi cante

y mis ojos se humedecen

cuando siendo tan pequeño

hoy me engrandece la gente.




En aquella torba calló

Fernando Núñez, minero,

y ya cercana su muerte

la vida fue y le salvó

un valiente compañero.


En esas minas de Portmán

tragué polvo y pasé penas

y hoy que estoy jubilado

no me llega para comer

porque cobro cuatro perras.


Mineras, publicadas en:

ALUMBRES 2002 (ANTOLOGÍA)

IMPRIME: COMPOBELL, S.L.

ISBN: 84-87529-79-8

DEPÓSITO LEGAL: MU-247-2003

Antología poética, páginas 21-35

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